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Un Testimonial: El Poder Sanador de la Adoración (Parte 1)

10 de sep de 2024

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¡Hola a todos los Padres de ángeles! Hoy quiero contarles una vivencia que me cambió por completo, una experiencia que me llevó por un camino de sanación y esperanza en medio de la oscuridad.


Todo comenzó durante una sesión de adoración a Dios. La adoración era completamente vertical: enfocada exclusivamente en adorar a Mi Señor. En ese entonces, el duelo aún seguía profundo, pero gracias a la adoración, pude por un momento desligarme y enfocarme en alabarle. En ese momento sagrado, en una conexión única con lo divino, experimenté algo asombroso. Al tener mi corazón abierto, mi carne volvió al dolor y le pregunté Dios, con toda sinceridad y un poco de enojo, porque había permitido que mi hijo se fuera.


Y en mi insolente reclamo, le derramé mi corazón. En mi espíritu le dije, cuál niño haciendo un berrinche, que porque me lo había dado, si me lo iba a quitar. Que por qué no lo sanó cuando se lo pedí de corazón. Que por qué me quito lo más preciado, si Él sabe que yo le sirvo, le canto, le adoro...


Y, en mi corazón, un desgarrador grito fue emitido: ¿Por qué, mi Señor? ¿POR QUÉ?


Un padre sabio sabe que no debe seguirle el juego a un niño que hace un berrinche. Y el Padre, sabiamente, por un momento callo... Y únicamente me abrazo...


La alabanza continuó. No recuerdo porque, o como, pero en un punto del servicio, el ministro que dirigía la alabanza (Dios le bendiga ampliamente) nos pidió que, si necesitábamos fuerza de lo Alto, nos acercáramos al altar. Yo, ahora más calmado, me acerqué y me arrodille, pidiendo al Señor fuerzas para seguir. Y cuando me levante, sucedió.


Al levantar mis ojos, vi a un lado del altar un madero, y unos pies ensangrentados...


Con temor reverente, bajé la mirada. Me sentí como cuando sabes que has hablado de más y que te van a hablar con disciplina. Cuando sabes que serás confrontado con la verdad y tu argumento ya no es tan sólido como pensabas...


Creo que me dejo darme cuenta. Ese madero... Esos pies... Esa sangre... Entonces entendí que estaba reclamando como si Él no supiera lo que es ver muerto a un hijo. Como si yo fuera el único que sentía dolor. Y me di cuenta de que, de todas las personas que me podrían entender, El Padre estaba primero en la lista.


Cuando una persona da miedo, es porque no sabes lo que puede hacer. Cuando infunde temor, es porque sabes exactamente de lo que es capaz. Esto cambia completamente la expresión Temor de Dios. Y entonces escuché del Padre la pregunta que más temor ha infundido en toda mi vida...


¿Quieres sentir lo que Yo sentí?




10 de sep de 2024

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