top of page

Un Testimonial: El Poder Sanador de la Adoración (Parte 2)

14 de nov de 2024

2 min de lectura

0

0

0

He encontrado que la verdad tiene una característica: Puede llegar a ser aterradora. ¿Alguna vez les ha pasado que les enoja cuando les dicen la verdad? A mí me ha pasado, varias veces...


Y es que la verdad, en su máxima expresión, puede ser muy violenta. Pienso que porque desbarata cualquier fortaleza que pudiésemos haber levantado alrededor de esa mentira a la que nos aferramos con tanta fuerza. Y nos aferramos a ella porque es cómodo... porque nos conforta... porque justifica nuestras malas acciones...


Y es que me había convencido a mí mismo, de que el dolor que yo sentía no lo podría sentir nadie. Con piedra y cemento había protegido esa idea que perder a mi hijo no lo entendería nadie, y que mi dolor era único, sin comparación, sin esperanza de ser calmado...


Y fue subido a la parte más alta de esa fortaleza que arrogantemente le reclame a Dios el porqué me quito a mi hijo. Y fue precisamente por estar arriba de ella, que sentí un terror indescriptible cuanto se desmoronó.


Y, curiosamente, no fue una afirmación la que desbarato la fortaleza que construí, sino una pregunta:


¿Quieres sentir lo que yo sentí?


Y es que Dios no es una "fuerza" o una "energía": El Padre es una persona. Él tiene sentimientos, así como nosotros. Cuando Cristo murió, Él lo sintió. Y si comparo el dolor que Él sintió, caigo en cuenta que no hay comparación.


Si considero que el Hijo, por quien y para quien se creó todo, se encarnó de manera voluntaria y murió sin haber hecho nada malo... y además lo hizo por nosotros, seres humanos que lo odiamos o traicionamos... Para entregarnos un regalo eterno... Y soportó lo que yo debería haber soportado... ¿Cómo puedo siquiera imaginar el dolor del Padre al perder a su Hijo amado y perfecto?


Porque el simple hecho que, contrario a mí, ese dolor no lo desbarato, no lo hace menos doloroso. Al contrario, estamos hablando de un dolor a nivel universal... Miles de billones o trillones de veces más doloroso... Incalculablemente doloroso.


Entonces, al igual que mi fortaleza, me desbarate delante del Señor. Mientras la alabanza sonaba, me arrodille pidiéndole al Señor misericordia. No soportaba ni siquiera pensar el dolor que sintió el Padre. Mi mentira había sido desnudada y mi corazón pedía perdón al Eterno por mi arrogancia.


Y otros pensarían qué Dios lo dejaría así, con mi arrogancia por los suelos, la fortaleza de mi mentira destrozada y un tremendo sentimiento de vergüenza... Pero Él no es así.


Así como el padre del hijo pródigo le vistió con vestiduras nuevas y un anillo, así también, en medio de la adoración, el Padre me puso un vestido nuevo y una autoridad que antes no tenía.


Hoy, puedo decirle a cualquier persona a la cara: "Dios te ama". Porque sé en carne propia lo que Dios sintió y solo alguien que ama de verdad daría a su hijo por otra persona. Solo alguien con un gran amor se sometería voluntariamente a ese dolor.


Así que... ¡DIOS TE AMA!

14 de nov de 2024

2 min de lectura

0

0

0

Comentarios

Share Your ThoughtsBe the first to write a comment.

123-456-7890

500 Terry Francine Street, 6th Floor, San Francisco, CA 94158

Stay Connected with Us

Contact Me

En construccion

bottom of page